Me habían recordado que debía hacer una crónica informativa para "Etica y tratamientos periodísticos". No tenía idea cómo construir una, así que dejé volar mi imaginación, resultando estas lineas que conforman la cuarta entrada de "Encuentros cercanos del tercer tipo".
Había llegado temprano para estudiar redacción, actualidad o Historia. Sin embargo las circunstancias me llevaron a dejar de lado mi deber estudiantil ante la grata oportunidad de compartir con mis compañeros.
Había llegado temprano para estudiar redacción, actualidad o Historia. Sin embargo las circunstancias me llevaron a dejar de lado mi deber estudiantil ante la grata oportunidad de compartir con mis compañeros.
Ahí me enteré del mail que había enviado mi profesora de ética, María Olivia Monckeberg. En él señalaba que tendríamos clases con la profesora de la otra sección, Faride Zerán, pues ambas habían acordado realizar un “intercambio de cátedras”.
La idea me pereció genial; siempre quise tener clases con ella, o mejor dicho, desde que Patricia Matus de la Parra-alumna de segundo año de la carrera y amiga del colegio- me convencía de que periodismo era lo que debía estudiar y para ello me hablaba de los ramos y de los excelentes profesores que tenía, entre ellos la persona que dirigiría mi próxima clase de “Ética y tratamientos periodísticos”.
Eran las 10:15 de la mañana y mi profesora de ética se acercó para asegurar que su correo había sido recibido en forma exitosa por sus alumnos. Luego se acercó a nosotros una secretaria, quien nos informó que Faride Zerán estaba atrasada.
Minutos después llegó-como diría Richard Sandoval- “descarada”, con un notable atraso. De todas formas eso se acepta y se perdona a alguien como ella.
Con una tenida que mezclaba el blanco y el burdeo con el café de su piel y el negro de su cabello, nos saludó para de confirmar si éramos los alumnos de “la sección dos”. En seguida nos invitó a ingresar a la sala. Fui uno de los primeros, así que me ubiqué en la segunda fila para oír tan esperada clase.
Comenzó presentándose, acompañada por un ímpetu y una voz inigualable; un timbre que recuerda esas frecuentes enfermedades respiratorias de invierno y alérgicas de primavera. De ésta forma, y pasando la lista, inició la clase.
El tema a tratar fue “el nuevo periodismo”, un movimiento surgido en el siglo XX en el cual “periodistas escriben como escritores”, presentando los hechos de tal forma que parezcan ficción, pero guardando un gran respeto a la veracidad y la ética.
Se refirió a los máximos representantes de este movimiento, entre ellos Tom Wolfe, Truman Capote y Gabriel García Márquez. De éste último comentamos “Noticia de un secuestro”, obra que será evaluada dentro de la próxima prueba de esa cátedra.
Y siguiendo con el máximo expositor del género en América latina, nos presentó una particular entrevista a la cual fue sometido, realizada en 1997 por el entonces “novato periodista” Boris Muñoz, publicada por los medios “Página 12” y “Sala de Prensa” y reproducida por “El periodista” en su edición del 9 de Marzo de 2007.
Comenzó a leer el texto con bastante dificultad, seguramente no acostumbraba a leer fotocopias. Se detuvo y nos preguntó si alguien querría leer bien, pues la letra le complicaba. Sin respuesta favorable advirtió que seguiría, pero si se cansaba, alguien asumiría su rol.
La lectura avanzaba y mi impresión por el relato aumentaba. Al finalizar Faride Zerán nos pidió comentarios, pero pocos atendieron. Entonces con actitud se acercó a quienes mantenían silencio y con un autoritario “tú” los hizo hablar.
Finalmente y tras haber cumplido su objetivo, nos invitó a progresar en “el mejor oficio del mundo” como lo define tanto García Márquez como ella. A aprender la pirámide invertida para luego olvidarla, a modo de “escribir como los dioses”. De esta forma y manifestando el gusto de habernos conocido, se despidió.
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